
Si estás viendo esta publicación desde mi blog, es muy probable que la información viajó miles y hasta decenas de miles de kilómetros para que se desplegara en tu pantalla.
Esto, normalmente tardó menos de un par de segundos, dependiendo de donde estás ubicado con respecto a mi artículo. Muy probablemente, ni siquiera pensaste en cuanto tiempo tardó en desplegarse.
Una gran cantidad de información que usamos o consultamos a diario, está en la nube. Empresas como AWS, Amazon, Google, Microsoft y proveedores de soluciones empresariales como Oracle, Salesforce o SAP, proveen sus servicios desde la nube, y esa “nube” que realmente es un centro de datos, reside en el océano o en algún lugar remoto de distintas ciudades, sea esto en un espacio boscoso, en medio del campo, etcétera.
Para la mayoría de los casos, la GRAN mayoría, esto no tiene el menor problema, y gracias a la eficiencia lograda en la tecnología que permite la conectividad en internet y la replicación de esos centros de datos que se convierten para nosotros en “la nube”, casi todo lo que hacemos es como si se efectuara en nuestras propias computadoras. En pocas palabras la “latencia” (tiempo que pasa entre la solicitud o petición de algo y la respuesta a esa solicitud o petición) es mínima.
Pero, la latencia es afectada por muchos factores, tales como la tecnología de acceso a internet, el medio empleado ( el “cable» por donde viaja la información, tal como fibra óptica, etc), la cantidad de saltos o sitios intermedios por donde tiene que viajar la información y la distancia entre los dos puntos que se están comunicando.
Y de todos los puntos anteriores, se pueden hacer optimizaciones que permitan acelerar la latencia, salvo uno, que no tiene remedio, que es precisamente la distancia.
Esto, de nuevo, para la mayoría de las necesidades puede ser “transparente”. Si se busca algo en Google y tarda 1.5 segundos en vez de 1 segundo, no nos damos cuenta. Pero, si en vez de esto, se trata de una transacción bancaria, la historia es muy diferente.
Las instituciones financieras son altamente demandantes de las menores latencias posibles. En una operación en la bolsa de valores, por ejemplo, una fracción de segundo puede representar la imposibilidad de comprar o vender a tiempo una acción, y tener pérdidas millonarias, y hasta el cierre por completo de las operaciones de esa casa de bolsa o peor aún si se trata de la bolsa de valores de un país.
Y en el caso de operaciones bancarias convencionales, en especial las transacciones diarias que suceden desde las aplicaciones móviles, sumadas a las operaciones en ventanilla, sumadas a las operaciones internas de ejecutivos, si se hacen empleando sitios que están a largas distancias, sufren por la latencia, a niveles en los que las personas preferirían cambiar de banco por lo “miserable” que se sienten los tiempos de respuesta de sus interacciones con esa institución.
Y así, podemos ver entonces que las empresas proveedoras de “la nube” tienen problemas para poder romper con esta situación que es meramente un tema físico de distancia.
Es por eso por lo que hemos empezado a ver el robustecimiento de “centros de colocación”, que cada vez más y más se encuentran cerca de las empresas que demandan de servicios de alta velocidad. Los bancos por ejemplo emplean sus propios centros de datos para lograr las velocidades y la latencia óptimas.
Pero empresas con menor capacidad económica que un banco pero por igual con grandes necesidades de transaccionar con poca latencia usan los servicios de terceros que crean centros de datos privados para las empresas, y lo más interesante es que estas empresas pactan por igual con las empresas que son clientes y proveedoras entre si de sus propios clientes, para tener los equipos de los intermediarios, sus clientes y proveedores, físicamente en el mismo sitio, logrando así que la latencia sea casi de cero. En pocas palabras, albergan los equipos y aplicaciones de empresas que comercian entre sí, y aunque cada una sea dueña de su tecnología, todas están físicamente en un mismo lugar.
Es así como vemos que empresas como Equinix (11.1%) o Digital Realty Trust (7.6%), quienes en conjunto tienen el liderazgo mundial de operar centros de colocación, con casi el 20% del mercado entre ambos ha ido creciendo año con año de manera significativa, porque responde entre otras cosas a permitirle a las empresas en una ciudad de poder contar con un centro de datos seguro, muy cerca de ellas, sin la necesidad de invertir en los costosos servicios e infraestructura que se necesitan para garantizar la operación de centros de datos de alto nivel de eficiencia, seguridad y operatividad.
Es así como vemos que, de forma casual y casi invisible, este tipo de empresas ha comprado bodegas y edificios estratégicos en ciudades donde las empresas se ven beneficiadas de la corta distancia entre sus oficinas y estos centros de datos, permitiéndoles lograr la tan ansiada velocidad por la reducción de la latencia.
¿Por qué es importante todo esto? Mi preocupación principal es lo que ocurre siempre en tecnología. No hay una solución única. Cada caso de negocios debe de ser bien evaluado, y por ello, el empleo de la nube, un centro de datos tercerizado o de colocación, o incluso un centro de datos propio, siguen siendo alternativas viables, todas dependiendo de factores múltiples, y uno de ellos comúnmente olvidados es la necesidad de menor latencia que para unos es indispensable y para otros no tanto.