
Hace más de 20 años, invertir en “cosas” significaba comprar metales preciosos, por ejemplo.
En el siglo 21, prácticamente desde 2010, lo interesante fue el surgimiento de las criptomonedas, concretamente Bitcoin, y, a partir de allí se dio una disrupción muy importante en el mercado.
Pero sin duda, algo de lo más importante de un tiempo para acá es el empleo de Tokens no fungibles, del inglés “Non Fungible Token o NFT, que es un tipo especial de medio digital de intercambio que utiliza criptografía muy poderosa o token criptográfico que tiene la capacidad de representar algo único, como una joya preciosa, un cuadro muy famoso, unos zapatos deportivos de colección, en fin, todo aquello que es único, irreproducible, donde lo más interesante es que mediante esta tecnología se pueden crear “acciones” o porciones de ese objeto irreproducible para poder ser compradas por particulares.
De esta manera, técnicamente el que adquiere un NFT de algo, tiene una “porción” de ese algo y lo hace dado que se sabe que con el tiempo ese objeto tendrá mayor valor con el tiempo.
Para que un NFT sea llamado así debe de cumplir con los siguientes requisitos:
- Deben de ser únicos, no pueden volverse a producir
- No deben de poder dividirse
- Ser transferibles
- Son y pueden demostrar ser escasos.
A todo este concepto se le conoce como “fraccionalización” o en pocas palabras poder dividir en fracciones algo y esas fracciones de ese algo se pueden vender de manera independiente, comprando un “cachito” de ese algo.
Podrías pensar si esto es similar a la compra de las acciones de una empresa donde técnicamente quien las adquiera se convierte en una persona “dueña” de un “cachito” de esa empresa.
Y, de esta forma, una serie de empresas se ha dedicado a comprar cosas “exóticas” o bien a tener los derechos de vender fracciones de esa pieza o cosa valiosa y única y así permitirles a otras personas beneficiarse del valor futuro que llegue a tener ese artículo. Un ejemplo de estas empresas es Otis.
Lo que tiene que quedar claro es que las personas que adquieren NFTs de algo no se vuelven “dueños” pequeñitos de ese algo, más bien están apostando a que el valor futuro de ese bien subirá y se beneficiarán de ese aumento en términos económicos.
Todo lo anterior sería imposible de existir de no ser por otra rama de la tecnología: Blockchain.
Gracias a Blockchain donde se tiene el registro de exactamente de que se trata y exactamente quien es su posesor, dónde está, etc. sin la opción de poderse modificar o eliminar.
Por otro lado, es importante destacar que, quien adquiere un NFT sabe que no está siendo timado y cuando el que es dueño de un NFT lo quiere vender puede hacerlo a un precio mayor a futuro, o cuando menos esta es la expectativa de este tipo de inversión
Es así como, estamos viendo diferentes formas muy interesantes de inversiones totalmente soportadas en tecnología donde lo físico se mezcla con lo virtual, creando nuevas e interesantes oportunidades. Definitivamente, vale la pena pensar en este tipo de oportunidades. Todo esto es disruptivo y por el momento no tienen el rigor legal que tiene el mercado accionario, por ejemplo, y solo por eso la precaución debe ser considerada en este aspecto.
Una respuesta a “Una innovadora forma de invertir… ¡En cosas!”