¿Se puede y debe ser antisocial en una red social?

Es común ver a muchas personas con exagerada inquietud de ser seguidas, aplaudidas, “llikeadas” (horrible adjetivo que implica que les gustó lo que se vio y se seleccionó la imagen de pulgar arriba) re compartidas,  o mencionadas en redes sociales.

Para algunos implica perder (o para ellos invertir) gran parte de su día en publicar información propia o de otros, y esperar a que la “masa digital” disfrute lo que comentan o exhiben.

Muchos, tienen la necesidad en redes como Facebook o Instagram de tener muchos “amigos”. En mi opinión personas con centenas, miles o decenas de miles de amigos, realmente, son personas o sin amigos o con muy pero muy pocos amigos.

El concepto de amistad aquí realmente es muy artificial. Si dudas lo que te digo, observa todos los amigos de tu red social y te reto cuando tienes muchos, digamos 500, que me platiques una anécdota, situación o actividad que tuviste con esas personas. Vamos, que por lo menos si te hablaran por teléfono les reconocerías la voz.

Definamos entonces amigos de verdad son, por ejemplo, los que hiciste en tu escuela, universidad, trabajo, deporte o actividad social, cercanos a donde vive, donde, de verdad se conocen. De esos, puedo decirte que, si tienes más de 30, eres súper social, y si tienes entre 2 y 15 en mi opinión es lo más común, pero ¿500? ¿1000? ¿50,000? No… esos no son “amigos”.

En lo que las redes sociales si son muy prácticas es en el registro que se tiene de las interacciones que tenemos con las personas con las que nos vinculamos.

Cuando le escribes a alguien, cuando comentas algo con otra persona o personas, es fácil recordar el contexto de ese momento años después gracias a esta memoria permanente que se tiene con estas aplicaciones. Y, gracias a esa memoria escrita de todo lo que se comentó, es fácil recordar y poder suspender por mucho tiempo una comunicación y tiempo después retomarla sin el mayor problema.

Algo negativo de todo esto, es el factor de distanciamiento físico, y la capacidad de las personas de poder ser prácticamente anónimas y por ello, animarse a subir el tono en insultos, en comentarios negativos, en acoso y demás conductas negativas y dañinas. Esto no sucedería si las personas estuvieran frente a frente, muy pocas veces se ve una conducta agresiva o grosera en extremo si la gente está a corta distancia. Pero en redes sociales….

Esto se vuelve un campo fértil para conductas que nadie en persona haría. Si quieres saber más de esto, y de cómo, mientras más lejano o distante se es de alguien se es capaz de ser mucho más agresivo, más cruel, más insensible, puedes ver el detalle del experimento de choques eléctricos de Milgram.

En esencia, el experimento ponía a personas comunes y corrientes a administrar choques eléctricos a un desconocido, que realmente era un actor, donde se le sugería administrar una corriente soportable, y la gente, mientras más lejana estaba a la persona, por ejemplo, en un cuarto separado de ella, tendía por su elección a administrar dosis letales de energía. Aunque el experimento era para entender como la gente obedecía a ejecutar conductas muy negativas, esto aplica a lo que comento en el hecho de que, a mayor distanciamiento o anonimato, se puede ser más cruel.

Y, de allí viene mi reflexión: ¿se debe de ser antisocial en las redes sociales? Mi respuesta es, en la mayoría de las veces, sí.

Ser una persona que cuida con quién se relaciona en redes sociales es muy importante. ¿Te acuerdas del dicho que nos decían de niños: “dime con quien te llevas y te diré quién eres”? Sigue teniendo relevancia.

Hay personas de todo tipo en internet, algunas buenas otras malas, degeneradas, mal intencionadas, y en mi caso, solo acepto a gente que tengo forma de verdad de saber quién es.

Si me siguen en Twitter, no le veo problema, pues yo controlo el contenido, y allí si, me interesa favorecer a quien le guste lo que hago, opino, leo o me llama la atención.

Pero en redes como Facebook o LinkedIn, solo acepto a personas con las que tuve contacto directo o son referenciadas por un contacto directo. Así es, aunque suene raro, soy relativamente antisocial en una red social.

Y esto de ser “antisocial” en redes sociales no es algo malo, es más bien estratégico, en especial para conocer personas afines a tus intereses o posibilidades para hacer negocios. De esta forma, yo me siento cómodo aceptando un contacto cuando me hago las siguientes 2 preguntas a mi mismo para saber si aceptaría o no a alguna persona:

  1. ¿Estaría dispuesto a hacerle un favor a esa persona?
  2. ¿Estaría dispuesto a pedirle un favor a esa persona?

Si no respondo afirmativamente a ambas, no puede ser un contacto en mis redes sociales, como Facebook.

En el caso de redes sociales profesionales, mi criterio es parecido. Allí me pregunto:

  1. ¿Estaría dispuesto a vincular a esta persona con cualquiera de mis contactos?
  2. ¿Estaría dispuesto a pedirle a esa persona que me vincule con cualquiera de sus contactos?

Si no respondo afirmativamente a estas preguntas, tampoco me puedo vincular en negocios con esa persona.

Más que aceptar a quien sea, la idea es aceptar a quien hace sentido, y cuando esto lo he aplicado afirmo que los mejores resultados me han ocurrido. Te recomiendo aplicarlos y ser “selectivamente antisocial”.


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