No pasa una semana sin que escuche de alguien relacionado con mi actividad que tal o cual actividad o acción es una prioridad. La verdad es que lo curioso es que de repente todo es una prioridad para todos.

Así que, con el afán de asegurar de que algo sea una prioridad quisiera proponerte las siguientes acciones para ser indudable de que prioridad es la prioritaria.

Primeramente, antes de decir que algo es una prioridad, aíslate de cualquier estímulo, apaga tu móvil, salte de tu oficina y piensa que estás haciendo y pensando. Puede que no sea una prioridad, solo una idea o una necesidad.

Acto seguido auto cuestiónate una vez definido lo que se considera prioritario dándole un sello de validación de varias personas a la prioridad detectada. Principalmente es fácil de reconocer cuando esas personas coinciden en el valor de esa prioridad.

Posteriormente y ya detectada la prioridad es importante que no se “contamine” con otras actividades, por lo que es importante mantener a la prioridad “pura” dejando de hacer cualquier actividad que no aporte valor a la prioridad escogida, pues a veces con una prioridad se acompañan otras actividades que no tienen sentido o la misma relevancia.

Finalmente, cualquier prioridad debe de ir encaminada a aportar una calidad y valor únicos y exclusivos que lograrán satisfacer a un cliente de una manera especial.

Así es, cualquier prioridad debe de tener una forma fácil de identificarse por el valor directo o indirecto que desembocará en el cliente o en el mercado.

Por lo anterior, si no es fácil de identificar cómo una entre comillas llamada “prioridad” contribuye a mejorar algo hacia el cliente o el mercado es cualquier cosa, pero no me atrevería a decir que es prioritaria. ¿Y tú?