
En términos generales, la privacidad es un derecho. Este derecho nos protege de la intrusión a nuestras vidas, tendencias, intereses, preferencias y por supuesto nuestra información.
La privacidad por igual nos da el privilegio de asociación con los grupos, personas, organizaciones, servicios y cultos que deseemos.
Finalmente, la idea es tener la opción de permitir quien puede o no puede saber o ver tu información.
Otra forma de agrupar la privacidad puede verse en aspectos de vigilancia, como es el caso de los servicios de vigilancia y si estos pueden o no grabarte sin tu previo consentimiento, la referente a tu información y cómo estás autorizando que se emplee y finalmente la privacidad física, esto es, si pueden o no esculcarte al ingresar a un lugar como un aeropuerto por ejemplo.
¿Qué debe lograr la privacidad?
Ahora bien, la idea de la privacidad no es mantener todo secreto, confidencial o privado, pero si es poner límites a lo que puede o no hacerse o compartirse.
Sin duda, la Unión Europea diseño el mejor estándar hasta ahora para la privacidad, abreviado GDPR del inglés “General Data Protection Regulation) o Regulación General de la Protección de Datos.
GDPR ofrece diversos principios del manejo de la información entre los que destacan:
- La capacidad de poder hacer portable tu información, esto es, si tu información estaba en una empresa y deseas cambiarte a otra empresa que es competidora de la actual, debe de ser posible pasar toda tu información sin obstáculos
- El derecho de optar y dar consentimiento explícito a que se pueda recabar tu información
- La capacidad de que toda tu información sea eliminada si tu así lo solicitas.
Impacto positivo de la privacidad en los negocios
Bajo esta premisa, se podría suponer que las empresas ven más difícil la posibilidad de ofrecer sus servicios o productos a sus clientes, sin embargo, tras algunos años de haber iniciado esta ley se ha observado precisamente que, gracias a que se puede confiar en le buen manejo de la información, las personas y empresas están más abiertas a compartir su información, precisamente por saber que hay una ley que ha obligado a las empresas a cumplir con todos estos lineamientos, generando así confianza.
Para entender lo que ocurre cuando la privacidad no se aplica correctamente, se pueden ver varios puntos muy delicados como:
- La adquisición de un exceso de datos de los consumidores mediante métodos que no son explícitos en indicar todo lo que están recolectando
- La invasión a la individualidad que provoca miedo al tener la capacidad de personalizar en exceso las preferencia e información. Seguramente has observado que te comienzan a salir anuncios de temas que estabas platicando con alguien de forma excesiva y sin que tu hayas buscado nada de estos temas, y esto pudo ser que una o varias de tus aplicaciones te estaban escuchando hablar, por ejemplo, todo esto sin tu consentimiento.
- El poder aprovechar información muy sensible para ti, como algún mal de salud que tienes y que de la nada empiezas a recibir tratamientos o información de estos males sin pedir o hacer nada.
Entre otros temas
¿Por qué las empresas deben de preocuparse de la privacidad?
De manera muy sencilla, la principal razón es precisamente porque eso es lo que se espera de las empresas, esto es, que sean éticas, moralmente preocupadas y genuinamente interesadas en las preferencias de sus clientes.
De esta manera, los clientes hoy en día en su mayoría ven como una decisión de compra que una empresa ofrezca garantías y compromisos muy sólidos en referencia a la privacidad, seguridad de la información y protección de datos, con lo cual las empresas que así lo ofrecen logran en estos puntos ventajas competitivas por encima de sus competidores.
En general, cuando las empresas se enfocan en la privacidad podremos esperar que incrementen su base instalada de clientes, con lo que se vuelvan más interesantes para posibles inversionistas, pero sobre todo mantener un mercado leal por la confianza que inspiran, al asegurarles que estando como sus clientes no estarán expuestos a riesgos de cibercrimen, robo de información o robo de identidad entre muchos otros puntos.
Mi conclusión es simple: más que ver a la privacidad como un “mal necesario” se debe de convertir en un mecanismo de atracción de clientes que se sientan con confianza y bien protegidos tanto en su información como en su derecho de compartir o no lo que ellos deseen.