El valor de los errores

La mayoría queremos alejarnos lo más posible de los errores. No solo no nos gustan, nos avergüenzan, nos intimidan y en pocas palabras, nos hacen sentir mal.

En general un error implica entre muchas otras cosas:

  • Falta de cuidado
  • No prestar la suficiente atención
  • Tomar una mala decisión

Y tantas otras situaciones que, con solo pensar en ellas, puede hacernos decaer la moral.

Sin embargo, yo he aprendido que así cono en el duelo, al cometer un error, paso por diferentes etapas:

  1. Negación: Prácticamente discutir que no me equivoqué
  2. Enojo: ¡Cómo diablos cometí ese error!
  3. Negociación: Ahorra como le hago para corregir el error o qué puedo hacer
  4. Depresión: Al ver todo el lío en el que me metí por el error
  5. Aceptación: Claramente, estoy de acuerdo que cometí el error

Y, al igual que en el duelo al perder a alguien, llegar a la aceptación es la etapa en la que viene la palabra clave: la recuperación.

Y es en esa recuperación cuando en mi caso, cuando menos veo con toda proporción aspectos positivos:

  • Intenté algo nuevo, que no salió como esperaba, pero cuando menos no me quedé con la duda.
  • Aprendí una nueva situación que no debo de repetir de la misma forma.
  • Gracias a ese error, mejorará un proceso que hice mal, una percepción que era o sabré el camino correcto para hacer algo dado que por donde iba era equivocado
  • Provocó que tuviera nuevas alternativas de creatividad, innovación o invención
  • Finalmente, no cometer errores (así pienso para recuperarme más rápido de un error) implica no lograr ni hacer nada nuevo tampoco.

Por lo que, para “convivir mejor con un error yo te sugiero:

  1. Tener emoción de ver como hacer correctamente lo que se hizo mal.
  2. Verlos como parte de un proceso de desarrollo.
  3. Entender que provinieron de una etapa de experimentación.

Finalmente, no debemos de menospreciar que incluso un error te puede llevar a un resultado inesperado y espectacular. El yogurt se inventó cuando por error un jinete puso leche en su cantimplora pensando que en el sol y movimiento se iba a mantener fresca. La penicilina fue un error de Alexander Fleming y las notas post-it se crearon cuando lo que se quería hacer era un pegamiento muy resistente, solo por dar ejemplos. Nada de esto hubiera pasado si no se hubieran cometido errores.

Así pues, sugiero permitir los errores en el trabajo o en lo personal. Viéndolos de un “lado amable” serán valiosos, nos harán personas más experimentadas, nos forzarán a hacer algo diferente y eso provocará forzosamente un resultado diferente, y por ello, lograremos experiencia y nuevas formas de afrontar lo que se presente.


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s