
Ve a tu alrededor, y si no es algo vivo, fue hecho en algún tipo de industria. Todo, absolutamente todo lo que poseemos fue fabricado.
Atrás de cada producto hay una, y más bien, varias empresas, todas colaborando intensamente y aportando componentes para lograr un producto terminado.
Sin embargo, estas empresas, y me refiero en específico a las que son de origen latinoamericano, han tenido que adaptarse ágilmente al cambio. Esto es algo de siempre, pero, desde el año 2020 vemos que no tener un grado de automatización óptimo, no tener capacidades para interactuar entre diferentes áreas y personas o simplemente no tener certeza en sus operaciones puede representar un fenómeno de muerte súbita, donde en días un competidor puede ofrecer en su precio de venta lo que para otra empresa es su costo de producto, y, en ese momento, ya no hay nada que hacer.
Por lo anterior, observo que hay tres pilares clave que pueden ser la fórmula para garantizar una ejecución óptima, evitando así que no solo esa empresa manufacturera fracase, sino por igual que todo el grupo de proveedores de esa misma empresa pueda existir, y así, se mantengan puestos de trabajo, diversidad de opciones en el mercado, consumo interno en el país y hasta diversas mejoras en nuestras vidas diarias gracias a la innovación que permite el uso de los bienes que fabrican.
Agilidad
En principio, la agilidad se relaciona íntimamente con cuan automatizada está esa fábrica. Los puntos que permiten anticipar un óptimo en la agilidad pueden detallarse en:
Mejorar el nivel de productividad. Es claro que en Latinoamérica la falta de recursos económicos ha impedido muchas veces mantenerse a la vanguardia en la compra de maquinaría de última generación, muchas veces arreglando equipos ya obsoletos.
Sin embargo, si esos equipos pueden lograrse conectar con los procesos, aún no siendo de última generación, permitirán eficientizar la producción, por el simple hecho de aportar datos de desempeño y alertamiento ante posibles fallos que se pueden corregir antes de que paren de operar. Aquí diversos sensores y estrategias pueden de forma no intrusiva agregar nuevas eficiencias a equipo antiguo, e incrementar así la competitividad.
Integración total. Otro factor que restringe la productividad es la falta de integración total de los sistemas de la fábrica. Al contar con soluciones que logran extraer y analizar los datos de los procesos e incluso orquestar a esos procesos entre sí mismos, se tiene una gran oportunidad de hacer la producción mucho más rentable, por el simple hecho de desplomar los costos de producción, esto si se puede reaccionar e interactuar a tiempo real, y mucho mejor si además de lograrlo de forma interna, esto se comparte con el resto de los proveedores que proveen de materia prima, haciendo que los sistemas de ambos se pongan de acuerdo y resuelvan inteligentemente lo que va aconteciendo en la operación
Acabar con los tiempos muertos. En la mayoría de las ocasiones este fenómeno ocurre como consecuencia de desperfectos en la maquinaria o la línea de producción en general. Una de las alternativas para afrontar esto es contar con datos propios de cada equipo que permitan detectar variaciones que al poderse comparar con rangos de operación normal puedan alertar un comportamiento errático, y con ello se pueda anticipar un problema, corregirlo y por ello no sufrir el paro de operaciones
Interacción
La capacidad de poder colaborar entre distintos grupos de personas es clave para ahorros en costos que suceden cuando no se tienen las ideas claras, no se consultan a especialistas en el momento preciso o bien, no se alerta a las personas adecuadas sobre determinada situación.
En un entorno de manufactura, se puede ver que las empresas que experimentan mejoras radicales en este tipo de interacciones han hecho una o varias de las acciones siguientes:
Ubicuidad. En palabras sencillas la capacidad de conectarse donde sea, en cualquier momento, desde cualquier dispositivo, mediante voz y/o video, logrando interactuar con sus aplicaciones para resolver o monitorear algo.
Resolver remotamente. Lo ideal es permitir a un especialista poder dar soporte a múltiples personas que están respondiendo a alguna situación. La realidad aumentada, por ejemplo, permite que la persona más capacitada viva en persona lo que un operador experimenta en el piso de la planta, y pueda apoyarlo a resolver la situación en un mínimo de tiempo.
Comunicación fluida. Lograr ponerse en contacto entre operadores, entre personal administrativo y personal de la planta o cualquier tipo de combinación favorece una toma ágil de decisiones y acciones muy precisas. La falta de este tipo de contacto reduce la velocidad de entrega e incluso de operación
Certeza
Tener certeza es sinónimo de un nivel óptimo de calidad y resultados planeados. La certeza está íntimamente ligada a la seguridad. Dentro de los puntos clave en una empresa de manufactura para lograr certeza están:
Evitar caídas por empleo de máquinas antiguas. Siendo la industria de manufactura una de las más atacadas en el mundo, los ataques ahora pueden ir directo a una máquina y no necesariamente a un sistema o computadora. Por ello, evitar el acceso a cualquier puerto o conexión de una máquina es fundamental, en especial cuando tiene la necesidad de estar conectada a una red industrial o internet
Proteger secretos industriales. Una de las principales formas de fuga es por tener contraseñas muy débiles que se pueden adivinar, y en las empresas de manufactura el contar con servicios de que los usuarios verifiquen su identidad a través de un elemento que conozcan (como una contraseña) y otro que tengan en su poder (como una llave física o un código de acceso enviado a su teléfono móvil, por ejemplo) es una medida sana que restringe el riesgo de este tipo de problemas
Cuidado de la infraestructura operativa. Es común en una planta contar con una red industrial interna que conecta a las máquinas y las personas. Por igual, existe acceso a internet. Si cualesquiera de estas redes son vulnerables, el riesgo de la operación es latente. Por ello contar con capacidades para visualizar intentos de vulnerabilidad y establecer controles para identificar quien accede y que se accede es de vital importancia. Sin estas capacidades, el resultado casi siempre es sufrir consecuencias en vez de evitarlas.
Mi conclusión a todo lo anterior es que en la medida en la que se automatice la interacción entre sistemas propios, de otros proveedores y a la vez se tenga la precisión en la situación y comportamiento de toda máquina operando en producción, se evitan costos innecesarios y se gana en paralelo agilidad.
Por otro lado, aprovechar el conocimiento y experiencia de todas las personas trabajando en lo administrativo u operativo permite tomar buenas decisiones permanentemente.
La seguridad es clave, y de preferencia, cualquier componente debe de contar con la seguridad de manera intrínseca, así se puede reducir significativamente cualquier riesgo.
Y entonces, cuando la gente, los procesos, la maquinaria y la tecnología se orquestan, colaboran y operan óptimamente, se reduce el costo de producción, se incrementa la satisfacción de los clientes, se garantiza la calidad, se enfrenta mejor a la competencia y se mejora en su totalidad la cadena de suministro.