
Hoy en día es muy común escuchar acerca del cómputo en la nube, pero lo que no es común es explicar las razones de negocio de su empleo, así como de sus complementos, conocidos como el cómputo en la niebla y en el borde.
En especial, he visto que resulta complejo a inentendible todo esto para las personas ajenas a la tecnología, en la dirección general, ventas, finanzas, mercadotecnia, recursos humanos, operaciones, en fin, todos los que realmente se ven impactados por estos temas, asumen erróneamente que esto es una responsabilidad de los responsables de la informática, y no se puede estar más equivocado.
Todas estas estrategias del uso de la tecnología son decisiones que van a impactar directamente a estas áreas y el no conocer o cuando menos entender que es, para qué sirve y como se puede ver su área de responsabilidad impactada representa un riesgo de muerte para los negocios.
Con base en esto, podemos destacar en cada caso los siguientes puntos:
Cómputo en la nube
Ahorro de costos. La premisa inicial es la reducción de costos, esto al limitar el empleo de un centro de datos y todos los gastos que conlleva de equipo, energía, espacio y personal. La premisa del cómputo en la nube es pagar por los servicios empleados, y todo lo anterior es responsabilidad del proveedor del servicio.
Asimismo, hay ahorros por eficiencias operativas, y mayor concentración en el objeto del negocio, más que en la tecnología que lo soporta.
Flexibilidad. En concreto, si se basan las aplicaciones del negocio en la nube, bastará un acceso a internet para tener al alcance todos los sistemas empresariales, ganando así la capacidad de operar en cualquier lugar y momento. Esto a su vez ahorra en espacios físicos para trabajar, y asertividad al poder actualizar la información empresarial en donde sea que suceda algo que impacte al negocio.
Escalabilidad. Si el negocio fluctúa, a más o menos transacciones, la nube es un ambiente natural para poder aceptar el incremento o disminución de demanda, y dependiendo del proveedor, puede pagarse sólo por lo que se ha transaccionado, lo cual hace una eficiencia en costos de operación que suceden una vez que se vendió, por ejemplo, sin la necesidad de pre comprar capacidad de cómputo para el posible caso de que esto suceda.
Seguridad y actualidad. Adiós al precio de licencias, de tener que estar en todo todo el tiempo actualizado, y en especial a tener que pensar en todo lo referente a ciberseguridad. Un buen proveedor de servicios en la nube hace todo esto por nosotros.
Cómputo en la niebla
La nube como lo comentaba hace las operaciones con el simple uso de internet del lado de quien está empleando la tecnología. Sin embargo, cuando estas transacciones son muy elevadas y se eleva por igual el empleo de las conexiones a internet, empieza a sufrir el desempeño, y esto provoca ineficiencia operativa, por ejemplo, en lugares que requieren que se despache a las personas lo más rápido posible, como en un banco, o tienda de autoservicio.
En pocas palabras, cuando los ambientes de nube empiezan a sufrir por la necesidad de operar cantidades importantes de datos, el cómputo en la niebla entra en acción. En palabras sencillas, implica que parte del procesamiento de la información, sea haciendo transacciones o almacenando y/o moviendo información, es procesado “más cerca” de donde se necesita o se produce, in la necesidad de viajar hasta la nube, y con esto se reduce el tráfico de datos y poder de cómputo viajando a donde se procesaría en la nube.
Técnicamente, es, permitir a equipos de cómputo más cercanos, operar las transacciones en vez de solamente transportarlas, dando así una respuesta más descentralizada y veloz.
Dentro de los beneficios del empleo del cómputo en la niebla está:
Mejora en la seguridad. Al distribuir la capacidad de procesamiento en puntos estratégicos en vez de en un solo punto, se complica la capacidad y motivación de los maleantes a afectar el negocio, pues se tendrían que vulnerar varios puntos para ello, en vez de solo uno, además de poder redirigir las operaciones a otros lugares en caso de alguna vulnerabilidad.
Mayor velocidad. Mientras más viajen los datos o las transacciones, hay mayores tiempos de espera. Esto puede ser muy costoso por los tiempos de espera. Por ejemplo, si una transacción tarda 6 segundos, solo se pueden hacer 10 operaciones por minuto, y si hay 6000 personas, pasarán 10 minutos o más para atenderlos, lo cual no le va a gustar al número 6000, cuando al emplear la niebla, el tiempo de procesamiento puede bajar a menos de 1 segundo.
Asimismo, la latencia del personal laborando rinde más pues, los tiempos de espera para los empleados implican salarios caídos nada favorables cuando se suman estos tiempos ociosos, por empleado por año, donde la improductividad de la tecnología puede implicar el pago de varias horas o días hombre por solo esperar.
Clientes contentos. Esto es un punto clave. A nadie le gusta esperar. Es más, puede provocar desconfianza. ¿Te imaginas pagar por algo y que tu computadora se quede procesando eso por un minuto? La ansiedad de las personas es brutal, y puede provocar el no querer emplear la tecnología de la empresa que tarda tanto. En cambio, la niebla permite que todo sea prácticamente instantáneo, provocando satisfacción y retención de los clientes.
Cómputo en el borde
En esencia esto implica acercar aún más la capacidad de análisis de la información, tiempos de respuesta y capacidad de cómputo al sitio donde está sucediendo la necesidad de todo esto.
Prácticamente implica que, los dispositivos que están creando o recibiendo los datos pueden procesarlos.
Por ejemplo, si existe una aplicación de inteligencia artificial que está procesando la imagen que manda una cámara de vigilancia y esto sucede en la nube o en la niebla, se está mandando casi todo el tiempo mucha información en donde no pasa nada. Pero, si se le agrega la inteligencia artificial a la cámara, y se procesa en la cámara de vigilancia, la velocidad de reacción es inmediata.
Lo mismo en sensores de salud, que monitorean nuestros signos vitales y pueden determinar cambios peligrosos, disparando alarmas, en vez de solo tomar esos datos y mandarlos a procesar a otro lado.
En conclusión, el cómputo en el borde sucede directamente en los dispositivos que son responsables de los sensores muy cerca de ellos, a diferencia de la niebla donde los datos viajan a un punto cercano de concentración donde son procesados.
¿Cuándo usar qué?
No hay una simple respuesta a esta pregunta. Los factores en juego son entre otros:
- Cantidad de transacciones
- Frecuencia de las transacciones
- Cantidad de información que viaja por internet
- Seguridad
- Precio de dispositivos inteligentes que pueden procesar localmente vs dispositivos elementales que transmiten la información
- Volúmenes de operación
- Cantidad de puntos donde se opera
Entre muchos otros puntos. Sin embargo, el poder hacer uso de estas 3 formas de procesamiento cuando se hace adecuadamente permite ahorros brutales, además de subir la productividad por empleado, la satisfacción del cliente y en especial la capacidad de predecir fenómenos que no suceden aún y reaccionar a ellos antes de que sucedan, lo cual ahorra en logística, operaciones y satisfacción del cliente.
Al ver todas estas opciones, podemos ver que las operaciones del negocio podrían cambiar, ahorrando y mejorando la satisfacción de clientes, proveedores e internos.
No considerar estos puntos a la brevedad puede representar un incremento en costos operativos y una reducción notable en la rentabilidad.
Mi sugerencia es estudiar a fondo el modelo óptimo de servicios tecnológicos que permitan nuevas eficiencias y mejoras. Ya no hay pretexto que valga. En especial, si las áreas de negocio no opinan ni intervienen en esto, nunca se podrán esperar resultados óptimos.