
En mi podcast 110 (sugiero que lo escuches antes de seguir) hablaba de cómo hay una relación entre la energía potencial (la que un cuerpo tiene por el lugar que ocupa en el espacio) y la energía cinética (la que se obtiene por su desplazamiento o “desempeño”) tienen una relación directa con tu vida de negocios, te recomiendo escucharlo, pues con base en esto, quisiera abundar en una serie de reflexiones que he percibido a últimas fechas de 2 supuestos “magnates” de los negocios y la vida empresarial de México, que en realidad distan mucho de ser un ejemplo a seguir.
Puedes preguntarte de quién hablo, pero, precisamente no quiero caer en el juego de nombrarlos para crecer más su ego, pues para mi punto de vista son lo más despreciable y falto de ser ejemplares.
El primero de ellos tuvo “el mérito” de casarse con la persona adecuada, hija ella si de un MUY (en mayúsculas) respetable hombre de negocios que es un ícono por la forma en la que se conduce y por ser verdaderamente un ejemplo empresarial. Su “energía potencial” es, casarse con la persona indicada.
El segundo de ellos tuvo el gusto de que su abuelo y padre tuvieran una gran empresa, ese es su gran mérito, pues lo demás vino como resultado de rodearse de las personas adecuadas que le hicieron caso precisamente por ocupar ese lugar en el espacio, de no ser así, no sería absolutamente nada relevante, un “don nadie” pues.
Y ambos se la pasan alardeando su increíble capacidad empresarial, su excelencia en los negocios, su forma de “ganarlo todo” sin perder nunca nada.
Los que hemos estado la mayor parte de nuestra vida en el tema empresarial, podemos afirmarte varios puntos que espero demuestren algo más honesto y verdaderamente justo:
- La realidad de estos personajes. Ambos se jactan de su destreza en construir y generar abundancia y bienestar, sin embargo, ¿qué pasaría si de repente, les quitas todos sus recursos, toda su infraestructura de gente y procesos? Muy fácil, ellos jamás supieron en realidad que es iniciar un negocio. Ni idea tienen, de verdad. Ni idea tienen por ejemplo de lo que se siente meter tu dinero en tu idea, donde ese dinero es muy finito, muy delicado, y si se pierde, no se puede recuperar. Nada de préstamos, nada de fondos de capital de riesgo, nada de nada, más allá de ti y si acaso algunos parientes cercanos dispuestos a regalarte su dinero porque sabían que sería posible que lo perdieran y lo hicieron por amor a ti. Ni idea tendrían de cómo presupuestar con base cero, cómo vender tu propuesta de valor a los primeros clientes o cómo asegurarte de que todo esté en orden, desde el pago de la luz y el agua hasta la inversión del dinero en la cuenta empresarial, pasando por todos los procesos y sistemas que tu creaste por tu cuenta.
Todo esto por dar una vaga idea de que los emprendedores reales crearon las “tripas” de sus negocios, no empezaron montados en una organización ya lista y operando, eso “no tiene gran chiste”
- El entorno que te favorece. Una gran ventaja de tener la “energía potencial” a tu favor, te permite cuestiones que “heredas” y no te ganas.
- Heredas buen trato de instituciones financieras y proveedores
- Heredas gente en donde trabajas que te cuidan hasta de ti mismo
- Heredas capital de riesgo para que puedas “echar a perder” y aprender sin riego
Todo esto no sucede con los emprendedores reales. Todo se tiene que ganar, por ti mismo, demostrando y haciéndote de un nombre por honrar tu palabra y ser una persona íntegra, poniendo al cliente y proveedor primero.
- Humildad real. El dicho mexicano es claro: “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti” Los que inician una empresa de cero saben que en el pedir está el dar, saben que la arrogancia no conduce a nada bueno, saben pues, que ser una persona respetuosa y humilde ante el conocimiento y sus semejantes paga más que ser una persona majadera, contestona y muy valiente por todo lo que tiene detrás de si misma. Saben que, si necesitas hacer un trámite, por ejemplo, ser amable y esperar tu turno será lo correcto, más allá que el prepotente que llega con una actitud de que su tiempo vale más que el de los demás. No… Los que empezamos algo de cero, sabemos que si la línea telefónica fallaba, era un tema de “misión crítica” y dejábamos de hacer lo que fuera para lograr su operación, así fuera perseguir una camioneta de la empresa telefónica que nos atendía. Esta gente que se las da de grandes empresarios, jamás, JAMÁS ha tenido que hacer algo así, jamás ha experimentado el hambre, la impotencia y la necesidad que, precisamente te forjan la humildad.
- Karma empresarial. La definición dice que «El karma es algo tan simple como la ley de causa y efecto: hay una causa, produce un efecto que a su vez se convierte en causa de otro efecto». Y esa cadena continua de causas y efectos es lo que constituye «la existencia del universo y del ser humano». Esto lo traduzco a que, tarde o temprano, estos pseudo genios empresariales, van a encontrar su triste realidad. No, no creo que sean tan felices de sus logros como los empresarios que no tuvieron grandes energías potenciales que los posicionaran en un nivel pre privilegiado. No, no creo que la gente cercana que los conoce realmente los admire. Tal vez les tema. Tal vez aprendieron muy bien a “darles terapia” a decirles las cosas como les gusta escucharlas en vez de como verdaderamente están. Tal vez los respeten “a fuerzas” o tal vez están aprendiendo lo más que puedan para largarse (no irse, largarse) de esa pesadilla que es trabajar para ellos para hacer lo correcto con lo que pudieron aprender. En pocas palabras, las consecuencias de sus acciones se reflejarán en lo poco que sienten por ellos en la realidad, que con el tiempo serán olvidados, y si no olvidados, recordados de mala gana.
Mi conclusión es que hay que hacer lo correcto de la manera correcta (lee mi artículo sobre este tema aquí) La arrogancia, la descalificación del que menos tiene y la falta de empatía por sentir que se es y se sabe todo, no pueden ser los ejes rectores del código de un gran empresario. He podido admirar el talento de algunos donde lo común es:
- Su amabilidad
- Su decencia
- Su interés por aportar a la sociedad
- Su empatía
- Su respeto por la vida familiar
- Su discreción al hacer el bien sin tener que hacer público todo lo que hacen
Entre muchas otras cosas.
Si la vida te favorece y algún día eres una de esas personas magnates de los negocios, no olvides tu origen, no olvides a la gente que te acompañó y si puedes apoyar a tu decendencia con algo de “energía potencial” hazles ver que eso es temporal y que lo relevante será su desempeño diario, con mucha hambre de aprender y reconocer a los que nos apoyan.