
Se dice fácil, pero, detrás de cada año hay crisis, hay un punto en lo que todo se resuelve, a veces bien, a veces no tanto, pero, sobre todo, hay aprendizajes, y esos, los atesoro.
- He aprendido de la amistad de nuestros clientes, que en la gran mayoría se han convertido en amigos.
- He aprendido que escudarse en términos como “son los procesos” o “son nuestras políticas” son sinónimo de irracionalidad por decreto; pero, he aprendido también que hay algunos que saben navegar esos “procesos y/o políticas” y hacer que todo ocurra.
- He aprendido que solo puede considerarse algo vendido cuando la cuenta de la empresa recibe su pago, y antes del primer pago de una empresa, no puede decirse que es tu cliente, es un prospecto.
- He aprendido que solo pensando en el cliente de tu cliente se puede tener mejor impacto.
- He aprendido que debes de escoger a tus clientes. Deben de emocionarse de lo que tu ofreces tanto o más de lo que tú te emocionas.
- He aprendido que las peores pesadillas y desgastes vienen de un cliente que nunca debió de serlo.
- He aprendido que siempre debe la empresa de ofrecer lo que otros ven como imposible, que se debe de poder masificar un servicio sin perder nunca la capacidad de ofrecer un servicio personalizado.
- He aprendido que lo primero que se debe de hacer cuando un cliente pierde su trabajo es, desesperadamente, tratar de ayudarlo a conseguir otro empleo. Lo mismo con amistades.
- He aprendido que no se debe de creer en “falsos profetas” o “gente de moda” que dice ideas que contradicen a las tuyas. Si estás seguro de algo, no es tiempo de callar, por el contrario, se deben de defender las ideas a toda costa.
- He aprendido que, a las empresas, sin importar su giro les interesa aumentar su rentabilidad, bajar los costos, saber competir mejor y solo tener a los mejores clientes. Si tu resuelves algo de esto es muy bueno, pero si logras hacer todo lo anterior eres casi indispensable.
- He aprendido que todo negocio debe de hacerse con ética comercial, que el que desea tu servicio como persona debe de buscar el beneficio de su empresa y no el suyo propio.
- He aprendido que los procesos deben de responder a estrategias, y que esas estrategias deben de soportar algún objetivo, y ese objetivo debe de asegurar la misión. Si esto no sucede, ese proceso está equivocado.
- He aprendido que todo está sujeto a negociación, salvo que afecten tus principios o valores o bien, que no se busque un beneficio simétrico para ambas partes.
- He aprendido que la peor verdad es preferible a la mejor mentira.
- He aprendido a decir “no” o “si” sin tener que dar más explicaciones.
- He aprendido que pagar bien y a tiempo a los proveedores es la mejor oportunidad para ganar su certeza y confiabilidad.
- He aprendido que tu palabra es más poderosa que la firma de cualquier contrato.
- He aprendido a abandonar las personas que consideran que la automatización debe de ser a modo o conveniencia; por el contrario, respeto a los que saben que a veces la tecnología debe de sustituir a las personas, y admiro a los que logran convertir a las personas en empleados productivos en otra área cuando esto sucede.
- He aprendido mucho de mis clientes. Han sido sin duda mis mejores maestros. Me ha sorprendido su creatividad y su ingenio.
- He aprendido a ser agradecido con los que me han buscado cuando cambian de trabajo para seguir apoyando sus labores, no por nuestra amistad, sino por su convencimiento a los resultados que damos.
- He aprendido que el mundo es pequeño, y que, no importando la geografía, todos sufren de problemas y necesidades similares.
- He aprendido a respetar el valor de nuestro trabajo, ofreciendo precios competitivos, pero nunca más ni menos de lo que deben de ser
- He aprendido a amar a México en otros países, nunca entendemos lo que tenemos hasta que estamos fuera y se extraña todo. Absolutamente todo.
- He aprendido a navegar las crisis. En 32 años ASISTE® ha vivido varias. Se que trabajando y siguiendo varios aprendizajes que ya comenté, el éxito es alcanzable siempre que respondas a una necesidad vigente en un precio razonable.
- He aprendido que más que la queja a lo que sucede en el entorno, se debe de fincar un horizonte de tiempo y pasado este, que siempre pasa, los empresarios seguimos, y los políticos y/o las situaciones del entorno se corrigen.
- He aprendido que apostarle a México es lo correcto.
- He aprendido que el “no” siempre lo tienes, pero lo emocionante es convertirlo en un “si”.
- He aprendido que son muy pocos los negocios que funcionan involucrando a familiares cercanos, en especial cuando desde su fundación no estuvieron allí.
- He aprendido a admirar la tecnología que producen mis clientes. En verdad me ha sorprendido que la mayoría no sabe lo increíble que tienen como yo me admiro de sus desarrollos.
- He aprendido que, la competencia, aunque se diga que 2 o más empresas venden lo mismo, realmente, no existe. Esto porque cada empresa le imprime un valor único a esa tecnología al incluir a sus procesos y su gente. Así, se puede tener el mejor producto o servicio tecnológicamente hablando, pero son vencidos por empresas que operan mejores procesos y tienen mejores ejecutivos. Y, con esto en cuenta, cada empresa es contratada por estas características.
- He aprendido que ser un buen técnico implica saber explicar lo que haces, para que sirve y como se aplica. Si esto no se puede hacer, no se es un buen técnico… Y todo en palabras claras, sin tecnicismos
- Finalmente, he aprendido a ser agradecido a la vida, que, me ha permitido seguir al frente de mi empresa por estos primeros 32 años, imposibles sin el soporte de mis padres, mi esposa y mis hijos, dispuestos siempre a apoyarme y estar allí en todo momento, pues como dicen, “el éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano” y, en esos fracasos, estas personas, fueron, son y serán el pilar más importante a considerar como parte del cómo se han logrado estos 32 años.
Gracias a ti, que me lees, gracias amigos y clientes, gracias a mis espectaculares proveedores y aliados, pero, en especial, gracias a mi querido México que me ha permitido innovar y ejercer la pasión que me gusta y emociona día a día.