
No se si te pase igual a ti, pero en mi caso algo me puede volver loco totalmente: cuando en cualquier contexto, pero particularmente en temas de negocio la persona que está teniendo algún tipo de interacción utiliza la palabra “creo” en un contexto de alguna situación relevante.
Te doy ejemplos:
- Entras a un restaurante, te preguntan si deseas la terraza o el interior del recinto. Tu preguntas: “se prohíbe fumar en la terraza” y la persona, que te lleva a tu mesa te responde “creo que no” ¿Creo que no?… ¿Qué significa eso? ¿debo de esperar sentarme en la terraza y tener una sorpresa al ver que la gente si fuma? Simplemente terrible.
- Estás por entrar a una reunión con un cliente, pediste que se le mandara información específica para esa junta, tu preguntas: “Recibió el cliente la información que le preparamos?” y la persona encargada (supuestamente) de esto te responde “creo que si” ¿¿¿Creo que sí??? O sea, es valido que todos nos sorprendamos cuando el cliente dice que no la recibió y que todos quedemos como unos informales. Espantoso… de verdad.
En estos ejemplos vemos lo que la maldita palabra “creo” nos deja entender:
- Duda
- Incertidumbre
- Falta de precisión
- Desorden
- Nula orquestación
- Informalidad
Entre muchos otros atributos.
¿Por qué se ha permitido el “creo”?
Mi pensamiento me lleva a una palabra: informalidad. Informalidad como una forma de ser, como que todo puede no tener que ser “serio”, como que todo puede irse resolviendo en su momento.
Esto pudo iniciar en la educación en la casa, o pudo ser un acto de rebeldía de la casa. Pudo ser que donde trabajaste te tocaron personas en puestos superiores al tuyo que eran poco profesionales.
Sea lo que fuere, un “creo” es abominable, es imprudente, vaya, es hasta grosero.
Efectos del “creo”
En mi caso, si lo usas, de verdad, pierdes toda credibilidad. Ya no te veo como alguien con seriedad. Te percibo como una persona vaga, que navega por la vida de forma insegura, resolviendo sobre la marcha lo que se presente, sin nada de planeación, sin nada de fundamentos, simplemente “viviendo y dejando vivir”.
Nada bueno te espera si tu usas esta palabrita.
- En las relaciones personales te ven poco serio, al grado de mejor no pedir tu opinión porque simplemente no eres de fiar.
- En el trabajo como colaborador de una empresa, será difícil que progreses, y si te delegan algo y sales con un “creo” lo más seguro es que no te pidan nada después
- Si eres un empresario o dueño de tu propio negocio, y respondes con un “creo” a algo, simplemente no eres el profesional que se esperaba, y tal como el dicho dice: “el mal carpintero culpa a sus herramientas” tus clientes sentirán miedo de que tu los atiendas, y como consecuencia ese sentir se va a compartir en redes sociales, con conocidos, otros clientes y/o amigos y en todos los casos van a recomendar a alguien asertivo.
Conclusión: ¿Qué decir o hacer en vez de “creo”?
- Investiga: si tienes el deseo de decir creo, es el momento de prepararte, de profundizar y de asegurar que nunca debes de decir esa palabra, y en vez de ella puedes dar una respuesta asertiva.
- Pide tiempo: En vez de “creo” es válido decir “no sé” y acto seguido responder: “permíteme averiguar” lo cual genera confianza e inspira certidumbre.
- No mentir: A veces dices “creo por dar una “esperanza”, y la esperanza no es una estrategia. Por favor, di siempre la verdad por más dolorosa que ésta sea.
- Pide consejo: Es válido aprender de quien sabe, y al tener la intención de decir “creo” es tu mejor momento de reflexionar que tienes que aprender de quien sabe, y te puede dar la oportunidad de aprender