
¿Alguna vez has escuchado el dicho “parálisis por análisis”? Esta situación es un ejemplo de lo que implica una decisión lenta esto es, aquella decisión cuyo tiempo de análisis supera el tiempo en que la decisión sigue siendo útil. Pudo haber sido una decisión brillante, pero al tardar demasiado en ofrecerse se vuelve una decisión mala, no por equivocarse, sino por llegar tarde, en pocas palabras, el contexto cambió y lo que pudo haber sido una buena respuesta o solución simplemente dejó de serlo.
Esto ocurre cuando la empresa (sus tomadores de decisiones concretamente) decidieron esperar en vez de arriesgarse. Así es como podemos ver que una decisión lenta se degrada con el tiempo, muy similar a un producto perecedero, en pocas palabras, pierde impacto, ya no tiene la misma precisión y lo que pudo ser en su momento una oportunidad dejó de serlo.
Se podría decir que en términos contables, este tipo de decisiones tiene un “impuesto de tardanza”, que va aumentando con cada día sin decidir, lo cual directamente reduce el margen o también se manifiesta como un costo de oportunidad donde por el simple hacho de esperar acabó abriéndole un espacio a la competencia.
Manifestaciones de la lentitud estratégica
Sin duda hay indicadores muy claros que dan lugar a este tipo de decisiones, tales como:
- Reuniones infinitas: Hable y hable y hable de todo y de nada, sin compromisos, ni agendamientos ni conclusiones.
- “Analicemos un poco más”: No estoy en contra de analizar, pero hasta esa actividad debe tener un principio y un fin, no puede toda una organización estarle “dando vuelta” a todo en todo momento.
- “Esperemos a tener más datos”: Sin duda los datos son la materia prima de las decisiones, pero si estos son muy complicados o tardados en obtener, solo se podrá explicar muy bien un fracaso, cuando actuar hubiera dado alguna probabilidad al éxito.
Esto entre otras formas en las que este problema organizacional sucede.
¿Por qué suceden las decisiones lentas?
Este problema es multifuncional, basado en 3 pilares siempre.
1. Factores Organizacionales
Dentro de lo más común que sucede en una empresa vemos los siguientes 5 puntos:
- Cultura del consenso: nadie quiere moverse hasta que todos estén de acuerdo, y el problema es que es muy raro que pase eso.
- Jerarquías rígidas: la decisión sube demasiado alto y se embotella. Muy común con directivos “micromanagers”
- Miedo institucional al error: se castiga la equivocación más que la inacción. Típico de culturas obsoletas que no han visto que equivocarse rápido y volver a actuar permite avanzar mejor y con más precisión
- Procesos diseñados para control, no para velocidad. Muy común en el sector público, o en empresas totalmente jerárquicas.
- Dependencia excesiva de “comités” que convierten decisiones de horas en decisiones de semanas. En estos casos, todo es protagonismos y formas sin fondo.
2. Factores Humanos
Las empresas se basan en la calidad de sus colaboradores, pero la cultura puede marcar un ritmo equivocado, tal como en los siguientes puntos:
- Parálisis por análisis: Como inicié este episodio, en pocas palabras, más información genera más ansiedad, no más claridad.
- Sesgo de aversión a la pérdida: duele más equivocarse que decidir tarde.
- Ego del líder: se pospone la decisión hasta que “yo lo vea personalmente”. Una vez más, directivos posesivos o muy controladores.
- Endoso de responsabilidad: miedo a ser el nombre asociado a la decisión final. Esto habla de una cultura que castiga más el error que el arriesgarse por el éxito.
- Éxitos pasados: “siempre lo hicimos así” crea ceguera a la urgencia actual. Esto habla de empresas y empresarios que viven del ayer, cuando las reglas cambiaron por completo.
3. Factores de Procesos / Sistemas
Aquí se aprecian los problemas estructurales de las empresas. Entre los puntos más comunes están:
- KPIs que no impulsan decisiones: medir por reportes, no por impacto. Esto habla de una ausencia de interés en que el cliente sea el centro de todas las actividades.
- Datos desordenados o tardíos: se culpa al sistema para justificar esperar. Es cierto que puede haber problemas de dispersión de datos en diversas fuentes, pero, en esta época, con toda la tecnología al alcance de cualquier tamaño de empresa, esto ya no puede ser un pretexto.
- Falta de responsabilidad clara: no está definido quién decide qué ni con qué criterios.
- Procesos de adquisiciones lentos: simplemente son tan tardados que matan a las oportunidades de innovación.
- Demasiadas capas de decisión: cada decisión se toma “a mano” en vez de estar automatizada.
¿Cómo evitar las decisiones lentas?
A manera de lista cito algunas de las estrategias más prácticas para acabar con las decisiones lentas:
- Define qué decisiones cambian el negocio y priorízalas sobre todo lo demás. Esto quiere decir que hay de decisiones a decisiones, y debes de poder priorizarlas.
- Reduce el número de personas con derecho de veto. Esto automáticamente hace que todo suceda más rápido.
- Establece umbrales de decisión: si se cumplen, se decide en ese momento. Pueden ser porcentajes de éxito, votaciones anónimas de los participantes, etcétera.
- Crea “capas” de decisiones: En esencia, ciertas políticas o reglas pueden tomarse con base en una guía que no requiera de una junta.
- Cambia el orden mental: no preguntar “¿tenemos suficiente información?” sino “¿qué decisión se vuelve más cara si espero?”.
- Establece fechas “fatales”: Esto porque decisiones sin fecha se vuelven eternas.
- Usa datos para reducir incertidumbre, no para eliminarla. Jamás va a pasar que se tenga en todo certeza total.
El lado oscuro de las decisiones lentas
Es un hecho que no decidir también es una decisión, pero casi siempre es la más cara.
La empresa siempre paga un precio por ser lenta, solo que no aparece en un reporte contable. Es de esos datos que cómodamente no se miden, y por consecuencia no se conocen, pero 100% causan daño.
Lo peor es que las decisiones lentas erosionan la cultura interna, la gente deja de proponer, porque “nada se mueve”.
Y lo que si debes de considerar es que la velocidad para decidir es un indicador directo de salud estratégica. De hecho, competidores más pequeños ganan porque operan con claridad, no con más información.
Conclusión: ¿cómo saber si tu empresa sufre de decisiones lentas?
Aquí 5 señales que debes de considerar:
- Esperas más información aun cuando ya tienes suficiente para avanzar.
- El número de presentaciones crece, pero nada cambia en la operación. Peor aún, hay muy buenas presentaciones que explican por qué las cosas no pasan, en vez de ver presentaciones de avances.
- La decisión depende de personas muy arriba, aunque el impacto es operativo.
- Cada reunión agrega una pregunta más, pero ninguna resuelve el problema.
- No puedes decir la fecha en que la decisión saldrá esto solo provoca desánimo y ansiedad