
Lo comento muy seguido, para ejecutar en cualquier empresa se requiere de gente, procesos y tecnología. Sin embargo, el reto más delicado siempre lo es la gente, y dentro de la estructura organizacional, considero que el puesto de gerente es donde se pueden esperar los mejores resultados o los peores desastres.
Es así como el puesto de gerente no solo es quien administra, sino quien es capaz de traducir la estrategia en acciones del día a día, en pocas palabras, traduce la misión y los objetivos en acciones y ejecución.
¿Qué es un gerente y para qué sirve?
Siendo preciso, el gerente liga la dirección estratégica con la operación diaria, creando condiciones y todo lo necesario para que las personas a su cargo tengan éxito en sus labores, cuya suma permitirá que uno o varios objetivos se cumplan.
Los buenos gerentes fomentan la creación de sistemas, hábitos, buenas prácticas y relaciones de valor que provocan como conclusión los resultados, y en especial, que esos resultados se mantengan con el tiempo.
Es así como los gerentes pueden traducir la estrategia en aspectos que provocan claridad y eliminan la incertidumbre.
¿Qué características tiene un buen gerente?
Si algo he visto es que un buen gerente realmente jamás impone nada. Está más preocupado porque se entienda el por qué se hace algo antes de qué es ese algo.
Siempre tiene gran empatía, ajusta todo para que sus subordinados sean funcionales sin perder el enfoque al negocio.
En especial, su puesto demanda consistencia. Sus decisiones se pueden anticipar y siempre son coherentes con los valores y misión de sus empresas.
Para lograr lo anterior un gerente es muy bueno en priorizar, distinguiendo entre lo urgente, lo necesario y lo importante (si te interesa saber cómo priorizar escucha mi episodio entre lo urgente, lo importante y lo necesario aquí)
Por su parte, un gerente es flexible, siempre con hambre de aprender, donde más que tener siempre la razón busca aplicar su mejor criterio a lo que haga.
¿Cuándo se es un mal gerente?
Un mal gerente desmotiva, es lento en decidir y actuar, provoca la pérdida de buenos elementos que renuncian a la idea de depender de ese mal gerente.
La actitud más común es que sus subordinados trabajan para sobrevivir o sobrellevar a su gerente y no necesariamente eso implica buscar cumplir con las metas de la empresa.
A nivel de ejecución es claro ver que un mal gerente se hace notar cuando a tiempo de ejecutar las actividades no suceden.
Y, los peores gerentes, pueden dar resultados de corto plazo muy buenos, por “apretar” a sus subordinados, pero en el mediano y largo plazo, destruye la colaboración y con ello no habrá resultados de mediano y largo plazo.
Señales del buen desempeño gerencial
Es casi de broma que eso sucede con encuestas de clima organizacional… en mi opinión los buenos gerentes crean equipos autónomos auto administrables, donde se tiene autonomía sana sin llegar a que cada uno haga lo que quiera, sino que simplemente se gestiona bien cada proyecto y es del interés de todo el equipo, gracias a la guía de un buen gerente.
Otra señal es la de tener buenas conversaciones con el gerente, por más difíciles que sean los temas. Así, un buen gerente, por ejemplo, logra que su equipo reaccione ágilmente ante errores o cambios.
Y, muy en especial, un buen gerente retiene a los mejores talentos y es rápido en dejar ir a los que no funcionan. Esto provoca que los resultados siempre sucederán sin que el gerente tenga que estar “encima” de todas las personas.
Conclusión
Una empresa será fuerte en la medida de la solidez de su capa gerencial. Los buenos gerentes pueden no estar visibles, pero se ve como su personal se mantiene en la dirección correcta en todo momento.
Asimismo, las empresas deben de considerar que la remuneración correcta de su personal es clave para retener a los mejores gerentes y sus colaboradores.